sábado, 30 de agosto de 2014

Florentinos y Ferminas

-Querida Kamala, yo di el primer paso al entrar en tu bosque. Mi propósito era aprender el amor con la más hermosa de las mujeres. Y desde el momento en que tomé esta decisión, sabía que lo lograría. Y sabía también que me ayudarías; lo supe desde que me viste por primera vez, a la entrada del bosque.
-¿Y si no hubiera querido?
-Pero no fue así. Escucha Kamala: si lanzas una piedra al agua, caerá hasta el fondo por el camino más rápido. Lo mismo le pasa a Siddhartha cuando se propone lograr una meta; Siddhartha no hace nada, espera, medita, ayuna, pero atraviesa las cosas del mundo como la piedra, al agua, sin hacer nada, sin moverse, dejándose atraer, dejándose caer. Su propia meta lo atrae, ya que no deja entrar en su alma nada que pueda apartarlo de la meta. Esto es lo que Siddhartha aprendió con los samanas. Es lo que los necios llaman magia, atribuyéndola a la acción de los demonios. Pero nada es obra de los demonios, porque los demonios no existen. Cualquiera puede ejercer la magia y alcanzar sus metas si sabe pensar, esperar y ayunar.
-Tal vez sea como dices, amigo...
-...¡Ojála que mi mirada te guste siempre, y que mi suerte nazca de ti!

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